Isidro Martínez – Las Torcas
Hacen balance y se ponen tibios. Aquí sin necesidad: como no vinieron, pues no se han ido. Hablamos de teletrabajo: cientos de trabajadores que con un ordenador tenían el salario resuelto y llegaron a los pueblos. Cuando la pandemia plegó, ellos han vuelto donde solían: a la gran ciudad. Tal vez tengan menos tranquilidad, más polución, más ruidos y más molestias. Pero hay gente alrededor.
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En los días en que la trascendencia nos obvia, nos decantamos por lo absurdo. ¿Por qué puedo entrar en una disco o en el Bernabéu sin cita y no es lo mismo en el Archivo o en el banco? A saber. Jornada laboral, cita mediante, es mucho más llevadero y suave, y controlado, y amable, y…
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Cuando el Gobierno aprueba sus presupuestos cada quisque mira a su pueblo. ¿Cuánto nos deja? Y en eso estamos, aunque todavía no se hayan aprobado las cuentas. Asegura el secretario provincial socialista, Cendón, que los dineros que llegarán de Madrid son maná para esta tierra. Le responden a coro los medios, haciendo relato de entregas y proyectos, que los fondos serán menos, para más tiempo y olvidando las obras públicas pendientes.
Como las matemáticas suelen ser complicadas, pero lógicas y claras, no se entiende que para unos, del partido, el edén de los leoneses esté a la vuelta de año, y para el resto, que las ganas de comer se prolongarán otro año más.
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Y, encima, a Valladolid le caen más millones que a León que, dejando aparte razones y coherencias (en argumentos de identidad no se usa la mente, sino el corazón), siempre es una rúbrica que nos machaca.
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Cae en mis manos Etheria, una novela casi histórica de la tarraconense Coia Valls, editada en 2016. Desde que se fue Luis Alonso, Egeria cuenta mucho menos en Astorga, pero muchos recordamos su leyenda camino de Jerusalén. La autora, que solo cita a Asturica Augusta una vez, hizo parada en el itinerario para documentarse. Aquí se entrevistó con Ángeles Sevillano, directora del museo Romano, y en los agradecimientos la recuerda. A falta de otra promoción… buena es esta.
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Los fines de semana La 1 de televisión programa películas alemanas. Le salen baratas. No sorprende el guión, dramas con final feliz, sino la ambientación: personas normales en pueblos, trabajos, pequeñas empresas, granjas o… En el cine o series españolas los pueblos o ciudades pequeñas no existen a no ser como fondo de tragedias, crímenes o accidentes. Un poco de promoción positiva seguro que no haría mal a nadie.
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Unicaja plantea recortar 1.513 puestos de trabajo y cerrar 395 oficinas. La tembladera llegará a varios pueblos leoneses en unas semanas.
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La Muralla recibirá dos millones de euros en restauración. Es muy poco dinero para lo que cuesta recolocar piedras medievales. El proyecto no finalizará en años, pero que estén limpiando la cerca para que los técnicos tomen medidas e imaginen respuestas a cubos y muros es un aliento de futuro. Un cuarto de muralla se cae de desidia y abandono y ahora podría comenzar a encontrar soluciones. Un comienzo esperanzador.
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El 80% de los municipios de Castilla y de León no encuentran oficina bancaria en sus calles. Pero eso, que ahora parece novedad, es algo habitual desde la eternidad. Lo que sí sucede es que algunos, un poquito más poblados, que no mucho, y que disponían de sucursal, ya no tienen la facilidad y eso duele.
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Donde más localidades hay sin banco es en Zamora. Para glosar la incoherencia citamos a Cerbón, soriano, 27 habitantes y oficina de banco. Al contrario, Berrioplano, Navarra, el padrón se aúpa hasta los 7.457 personas y no tienen ni un triste bancario en suelo municipal, ni en Palazuelos de Eresma (Segovia) con 5.530 vecinos. Porque el que no se consuela es porque no quiere.
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Concluyo con los bancos. Parece que el Sabadell, que va a cerrar otras 300 oficinas, lo hará sobre todo en Cataluña y en Valencia. Pero no se me descuiden, que por menos le toca a uno de León y ya no estamos para tirar cohetes.
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Los socialistas celebraron congreso. Al final varios leoneses donde se decide, pero… nunca se refleja en inversiones para esta tierra. Y en otros partidos, igual de mal.
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Novela de Antonio Gómez Rufo, ambientada en el siglo XVI en Madrid, con título de Los mares del miedo. No les voy a contar el argumento, ni siquiera decir que es buena, pero recuerdo la página en que se asustan dos mulas con carro y el autor metamorfosea: (mulas espantadas) “gruñendo con la contundencia de un viejo tabernero leonés”. Que no sé a qué viene tamaña tontería. Sería lo mismo aunque el barero fuera zamorano… Pero así es novelar.