Enrique Ramos – Piedra de Afilar
En el ejercicio de sus funciones, el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, ha decidido que vamos a ir a votar un nuevo parlamento autonómico en febrero. Así, con los números de la pandemia erizados como escarpias, en invierno y por primera vez en única urna, sin municipales añadidas.
¿Ha calculado el riesgo de inhibición de los votantes? ¿Se sentirán legitimados los elegidos si, por ejemplo, el índice de participación se queda en el entorno del 40% o menos?
Ese tipo de saltos al vacío con una desafección tan grande de la población respecto de la clase política tienen grandes riesgos. Solo los grandes pueden asumirlos, y Mañueco, hasta ahora, no ha demostrado serlo.