Eduardo Saéz – SIN PASIÓN
Ante la medida del Gobierno de regalar, o casi un abono transporte para los trenes regionales, no puedo menos que sonreír. Entiendo que para el Estado esta “dádiva” era obligada después de organizar la que hizo pensando en los cercanías de los grandes núcleos urbanos y como medida de ahorro energético intentando que el personal deje el coche. Pero ¿aquí? ¿En la provincia de León?
En primer lugar, apenas hay servicios ferroviarios de media distancia; los pocos que hay en muchas ocasiones ofrecen horarios solapados que los hacen muy poco útiles y en algunos lugares, ni eso.
Porque, y esa es otra, a fuerza de abandonar estos servicios, el personal se ha acostumbrado a ir y venir en su coche y ahora, es muy difícil decirle que lo deje en casa, sobre todo con los horarios que hay disponibles.
El tren que no sea de alta velocidad o los cercanías de las grandes ciudades, en España es “el tren a ninguna parte”.
Hace unos pocos años, para el día mundial sin coche que se celebra en septiembre la Xunta de Galicia tuvo la ocurrencia de decir “ruralízate; deja el coche en casa”. Tal slogan solo se le pudo ocurrir a un urbanita. Precisamente es en el mundo rural y también en ciudades medias donde ya no se puede vivir sin coche.