PASANDO EL PUERTO – Marco A. MACÍA
Septiembre tiene un regusto escolar de libretas nuevas y colores ordenados. Un salto de sacapuntas y gomas Milán de esquinas, aún, perfectas. Es el mes ideal para apretar las primeras hojas de los libros con el dorso de la mano. De abajo a arriba. Con la justa presión para que no se cierren de sopetón tras el encolado de la imprenta. Los libros han de estar abiertos para que su sabiduría aflore sin sorpresas. Solo abiertos muestran la esencia del saber simplificada en esquemas y resúmenes. Los escolares tienen fotos, muchas fotos, porque los libros son atemporales y de su tiempo a la vez. Quienes los escriben saben que sin fotos los alumnos ni los miran. Las fotos son el tobogán para deslizar al lector al pie de foto, primero, y al texto, en algunas ocasiones. Antes se llamaban santos y su interés era proporcional a su cantidad. A pesar de que en septiembre la luz pierde segundos gana horas de pliegue bajo la lámpara para forrarlos, drogando a los padres con el tufillo del plástico que todo lo quiere cubrir y angustiándose con las bolsas de aire cuando manda el adhesivo. Dicen que, ahora, todo esto son antiguallas desfasadas. Que los libros no se forran, no se abren, no se escriben. Son digitales y como mucho se descargan y apagan. Ya ni pesan. Que todo es tan diferente que hay quienes dudan de que, efectivamente, sea septiembre y que el colegio haya comenzado.
post-title
Septiembre
https://elfaroastorgano.com/wp-content/uploads/2021/06/MAR-CO-A.-MACIA.png
2023-09-08 17:01:36
yes
no
Publicado por
Redacción El Faro Astorgano
Categorías: Opinión
Septiembre
Publicado por
Redacción El Faro Astorgano
Categorías: Opinión