Ángel ALONSO – Por cierto
No nieguen que tiene su magia. Reparen en los sustantivos de los periódicos astorganos. Hasta tres llegaron a publicarse simultáneamente con el calificativo del lugar o del gentilicio.
Pensamiento, Luz y Faro eran y son las señas de identidad. ¡¡Qué tres magníficas palabras para este oficio!! Sugieren, juntas y por separado, el obligado, y en letra grande, contrato social de la prensa de revelar, contar, orientar, formar, entretener, verbos que han dejado de conjugarse para recitar en exclusiva clave de especular, cuando no, más grave, mentir. Y luego nos preguntamos por la crisis de credibilidad de la profesión. Hechos, no suposiciones ni opiniones, me recriminaba un redactor jefe agenciero de la vieja escuela, cuando le presentaba a corregir mis hojas emborronadas.
Pensamiento es facultad humana en declive, olvido que nos ha llevado sin escalas al destino de la masa aborregada, a trastocar con grosería prioridades humanas, a hacer intelectualidad de tratados de la idiocia, a reeditar el ¡¡vivan las caenas!!
Luz, el feliz icono de la bombilla encendida como nacimiento y proclamación de una idea que espera la fuerza imparable de su momento, tantas veces metáfora de Godot.
Faro, el vigente, sinónimo del anterior, pero aquí germina en orientación y salvación de conciencias e ideas perdidas en la penumbra o la tempestad.
Pensar, brillar, orientar. Tres significados de cabeceras que resumen la intrahistoria de un periodismo local y comarcal que no ha borrado huella por estos lares. Y que a largo nos lo fíen.
