Marco A. Macía – Pasando el puerto.
Un informe del Pentágono ha puesto otra vez de moda a los extraterrestres. La desclasificación de documentos reservados donde se explican cientos de fenómenos inexplicables relacionados con avistamientos ha desempolvado los escepticismos de científicos y las fes ciegas de crédulos conspiranoicos. Ganan los segundos. Afirman que si un entrenado piloto de caza militar jura ante sus superiores haber visto luces en zigzag, qué no veremos el resto desde lo alto de nuestras chancletas de goma y poniendo la mano sobre los ojos a modo de parasol. Como siempre con estas cosas el Pentágono inquieta más que aclara. El momento elegido para revolver en la marmita de la incertidumbre es el ideal porque tras los confinamientos de la pandemia se han incrementado los avisos de platillos volantes; estadísticamente tras pasar tanto tiempo mirando por la ventana. En todo caso, crecen las incógnitas sobre la exclusividad de nuestra especie y su -presunta- soledad astronómica. Lo fácil es defender que ya están aquí y viven entre nosotros bajo apariencias similares a la nuestra. En ocasiones al frente de ministerios donde hablan de la carne y quién sabe cuántas cosas más. La normalización de comportamientos marcianos refuerza la credulidad en los extraterrestres. Indudablemente.