Eduardo Saéz – Sin pasión
En este mundo de posverdad y de eufemismos que pretenden definir con palabrería inventada cosas que siempre han tenido su propio nombre, nos llega la luz.
Sinónimo de verdad y limpieza, la expresión “arrojar luz” siempre se ha entendido como una manera de desbrozar y arrojar certidumbre en torno a algo sobre lo que planean dudas. Pues ahora, en España, no.
Oigo por las mañanas la radio y dicen: “el megavatio hora costará 150 euros de media hoy, un 60% más que hace un año”. Y es cierto, o al menos eso supongo, porque cuando busco fuentes informativas alternativas encuentro que, efectivamente costará 150 euros, pero si en lugar de ponerlo en contexto temporal (contra lo que costaba hace un año), se pone en contexto geográfico (contra lo que cuesta en otros países), resulta que la llamada “excepción energética ibérica” hace que ese megavatio que vale 150 euros en España y Portugal, esté valiendo casi 500 en Francia e Italia, más de 400 en Alemania y más de 300 en el Reino Unido. ¿Miente alguien? No. Cada uno arrima el ascua a su sardina, pero de paso, hurtan información de contexto a sus lectores, oyentes o telepacientes. Dan luz, pero dan luz negra, ese ultravioleta que se encarga de resaltar ciertos colores; como en la discoteca hace años.