Enrique Ramos – Piedra de afilar

Acaba de decretar la Administración el fin de la pandemia. No porque no haya infectados, que al menos en Astorga hay más que hace una semana, sino porque dicen que la cosa es “menos grave”. No habrá tests, y si no hay número, no hay problema.
Tenemos nuevas espadas de Damocles sobre nuestras cabezas: la guerra, la escasez, y por si fuera poco, la amenaza de un meteorito para el 6 de mayo. Con este muestrario de temores qué falta hacía el de la pandemia; démoslo por amortizado. Si total, no hay más que fijarse en Ucrania: allí ya nadie se preocupa del coronavirus.