Eduardo Saéz – SIN PASIÓN

Tampoco es que fueran precisas dotes adivinatorias especiales para vaticinar el final de la famosa Mesa por León. Es una de tantas que se ha terminado yendo por el desagüe sumida en su propia inoperancia.
Un montón de señores y alguna señora que entre los que van a saber “¿qué hay de lo mío?” y los que acaban hastiados de los primeros, no queda gente con ideas ni capacidad para ejecutarlas.
Y es que cuando la echaron a andar, en estas mismas columnas ya lo dijo el señor Enrique Ramos: “otra más” Y ya es muy tarde para convencer a la gente que esta vez sí, que esta vez va en serio…. porque además nunca es verdad. Esta vez tampoco lo era
Podemos echarle la culpa a ese ente nebuloso llamado “los políticos” que todo lo aguanta. Pero ahí radica el principio del problema: que nadie estamos dispuestos a hacer autocrítica. Nunca hemos sido capaces de decir en qué hemos contribuido con nuestras acciones u omisiones a que la provincia siga diluyéndose en el sumidero de la inanidad.
La mediocridad de nuestros políticos es ese espejo en el que, de puro sucio que está, nunca somos capaces de ver nuestra propia mediocridad como individuos y también como sociedad.