post-title La izquierda no se merece mi voto https://elfaroastorgano.com/wp-content/uploads/2021/04/Alilu-Presencio_th.jpg 2021-03-07 12:45:00 yes no Publicado por Categorías: Opinión

La izquierda no se merece mi voto

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La izquierda no se merece mi voto
 AliLú Presencio
AliLú Presencio – Periodista

Me considero una persona progresista. Que busca el avance de mi nación, que aboga por la justicia social, por la unión, porque juntos siempre seremos más fuertes. Defiendo el bienestar animal, el feminismo, una administración pública efectiva y eficiente que ayude y dé cobijo a quien lo necesita, un sistema sanitario de todos y para todos. Me encandilan con flexibilidad cognitiva a la hora de debatir sobre lo que sea, porque en la vida hay más colores aparte del blanco y del negro. No entiendo a aquellas personas que usan el adjetivo “progre” con tintes descalificativos. Y me dan miedo. Por ello, defiendo una educación realista e inclusiva en la que no solo se traten contenidos, sino también intangibles emotivo-racionales.

Por todo ello, desde que cumplí los 18 años, me planteé dedicar mi voto hacia partidos políticos progresistas. Es cierto que, durante la juventud, se defienden con ahínco ideales para los que la sociedad todavía no está preparada. Pero claro, esto lo descubres cuando creces. Vuelva el lector a leer el primer párrafo de este artículo de opinión. ¿Cree que estoy describiendo a España? Yo digo que no. Bueno, tal vez cierto partido se haya apropiado del uso del adjetivo “progre” con objeto de escupir y patear al progreso. Que la Ilustración les perdone.

A medida que he crecido, he analizado con más cuidado el desarrollo de estos partidos españoles de izquierdas. He trabajado en / para algunas de estas administraciones que promueven una defensa de los derechos laborales desde un prisma de unión colectiva. He buscado, analizado e incluso cubierto informaciones como periodista, sobre estos partidos. He leído esos programas políticos tan ideales en elecciones que luego no se cumplen. También he compartido mi opinión con jóvenes de mi edad, y les aseguro que mi reflexión final es compartida por muchos.

Y he decidido que la izquierda de este país no merece mi voto. Lo digo dolida, con resignación, como cuando descubres que la persona amada no tiene nada de lo que idealizaste en un principio, y no solo eso, sino que resulta ser tóxica y tienes que alejarte de ella. No saben trabajar unidos, se fragmentan constantemente. Nos adelantan por la (extrema) derecha y, en vez de acelerar, nos vamos frenando. La teoría choca con la práctica, se atasca, las ayudas no llegan, la gente muere y la burocracia les despoja de su identidad y de sus sueños. Los debates del Congreso se convierten en patios de colegio sin profesores vigilando. La ley de la selva llega al asfalto, y sálvese quien pueda. Aquellos jefes de los que luchan por la defensa de los derechos laborales son los más rufianes, los más vagos, los más veletas. El avance social llega a un techo de adamantium.

Esta no es la izquierda que yo quiero, ni a la que querría dar mi voto. Con este panorama, mi ideal del progresismo se rompe en mil pedazos. Y empiezo a entender que, de ideales… no se come.

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