María Fernández – Asperezas
En los años en los que trabajaba en este medio, me gustaba encontrarme con Javi, Jalisko, en las calles aledañas a la Plaza Mayor. Siempre de buen humor, con una sonrisa y una palabra amable en la boca. Un buen rollo, alegría y transparencia inherentes a él, peculiaridades tan suyas que se transmitían en sus fotografías y en su música.
Los conciertos y la puesta en valor de los diferentes artistas astorganos y comarcanos en todas sus modalidades se convirtieron en su lucha propia pero también su recopilación, junto a Palmero y Ricardo, de la música astorgana, una obra magna de la historia de la ciudad. Todas las periodistas teníamos una relación estrecha con él; nos gustaban esas conversaciones en las que nos narraba con entusiasmo en qué estaba trabajando.
Aplaudo la iniciativa de hacerle eterno a través de un libro. Una obra que refleja esa personalidad tan suya de “no parar quieto” y plasmar la realidad del día a día en imágenes que le harán estar presente siempre.