Eduardo Saéz – SIN PASIÓN
Tan recurrente como el tópico de que a un leonés se le distingue a las dos de la tarde en el desierto de Atacama porque es el único que lleva “una chaquetina por si refresca” es esa irrelevancia que nos ha llevado a estar en la agenda de los medios nacionales exclusivamente ante un desastre: nevadas, desbordamientos de ríos, magnicidios urbanos o dramas rurales es casi lo único capaz de catapultar a las portadas comunicativas españolas a esta tierra cada vez más invisible.
Ya ni eso. Se ha caído ¡un puente! ¡de una autovía! ¿Y quién ocupa minutos de informativos? Posadolescentes contando sus cosas de la EBAU. Novedad novedosísima, que, por supuesto, solo ha ocurrido este año.
Y no será porque el puente caído en la subida del Cebreiro no tiene imágenes impactantes. Sobre todo en los medios gallegos han aparecido tomas incluso a vista de dron, que son de una espectacularidad como para abrir cualquier primera de un periódico o la careta de un informativo de televisión.
Ni siquiera para hacer el Caín, algo tan nuestro, ha servido. No se ha oído “mira, otra chapuza de Cascos inaugurada a toda pastilla”; ni tampoco “vaya desastre de mantenimiento que le han hecho a esta obra” Nadie ha usado esta quijada de asno para sacudir al de enfrente, como se suele en España. Kundera podría haber escrito hoy “la insoportable levedad de ser leonés”