M.A. Macía – Pasando el puerto
El único indulto que debería concederse es el que merece la población española.
Indulto absoluto, además. Un indulto urbi et orbi a la obligación de asistir a esta pantomima disfrazada de asuntos de estado que, día tras día, emite un nuevo capítulo emulando la trama de las series que entretienen al mundo.
La realidad y las opiniones se han convertido en los episodios de un serial de enredo y al igual que en ellos, los guionistas ya conocen el final y los espectadores asistimos con complacencia o bochorno al aplauso o abucheo según cada cual.
Por ejemplo, el teatrillo de los otros indultos -con esos aires de rigidez y envarados ajustes normativos al marco democrático legal- es de cartón pluma y los gestos de despecho y las ofensas verbales o escritas no son más que tormentas en vasos de agua, chupitos de dedal, fogonazos de medio día.
Insignificancias para enredar. El final de la trama está escrito desde hace años y se guarda en un cajón con celo de novicia medieval. Pero entretanto que llega, se repetirán los aspavientos y las monsergas airadas con esa facilidad que tienen en el independentismo para las batallas a caballo de lo épico y lo melodramático. No estaría mal abrir el buzón y encontrar una comunicación con membrete oficial y siete palabras: ha sido usted indultado de esta pesadilla.
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Indultos
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2021-06-11 19:00:09
yes
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Publicado por
Redacción El Faro Astorgano
Categorías: Opinión
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