Eduardo Saéz – Sin Pasión
Vivimos en España, y seguramente en otros países del mundo, ese espectáculo de grandeza tan británico que es la muerte de una soberana y la promoción al trono de su sucesor con curiosidad fría: como si fuera un partido decisivo de la Premier League: será intenso, divertido, con mucho fútbol, pero no voy ni con el United ni con el City.
Pero como el español no puede no tomar partido, las parábolas oculares del ya rey, han ejercido de poderoso captador del fino humor hispánico: por redes sociales, ese enorme paraíso virtual de la mala leche, se han visto desde monedas deformadas para acoger sus enorme orejas en la acuñación a expresiones que aluden a la faena que supone ponerte a trabajar a los 73 años por primera vez en tu vida, definirlo como la gran esperanza de los republicanos o llamarle Benjamin Button porque nació jubilado y morirá trabajando.
Pero el que más descriptivo me ha parecido, a raíz de su arrogancia al mandar apartar un tintero que había sobre una mesa y que no quiso tocar, ha sido el que dice: “Se empieza por decir que el cuidado de tus hijos es una actividad de bajo valor añadido y se acaba como el Charles III, con un chambelán que te aguanta la minga pa mear”.