Gabriel Toribio Serrano – Cambiando aires

Son muchas las pisadas sobre la polvareda tierra o en la cubierta de un césped verdoso maloliente o en el propio asfalto que ha sido pavimentado y de buena disposición para que no halla ningún solo tropiezo que nos haga perder la estabilidad. No se puede estar en todas las partes a la vez como se quiere y ni tan siquiera es partirse por la mitad por el cumplimiento de proyectos a realizar con buen fin.
Perplejo por el recorrido de tantos caminos avanzados y que se intenta de ser aprendidos; con los medios tecnológicos encuentras un compañero de viaje y hasta la comunicación es verbal, que extraño debe ser perder la orientación a donde se quiera dirigir. Puede ser hasta admirable que aquellas huellas pasadas se borren y no se vuelva a pasar. Hoy estás en un determinado lugar y pasado mañana donde el destino encuentra una buena acogida por ser válida la opción escogida.
Parece inverosímil que el paso de un sitio escogido se pueda hallar algún conocido que ni en lo más remoto es de imaginar; intercambias sorpresas que te da la existencia por encuentros inimaginables pero que son grandes oportunidades de no rechazar. El aprendizaje que lleva por buen puerto y de entablar una amistad de no pensar en topar con algún deseado que merece la ocasión de ser aprovechada.

A cuando volveremos a pasar por el lugar indicado, si las fuerzas lo permiten y no hay rechazo por emprender una nueva andadura y lo que puedas encontrar con las indicaciones señalizadas para que la memoria no se dé por extraviada y sea fácil de recordar. Hay huellas imborrables pero las aguas de las playas sobre la arena se las lleva por delante y no dejan rastro de haber estado en un lugar oscuro y el anhelo de expectación de querer volver.