Aún sin alivio en la enfermería y con alineaciones de circunstancias, el Atlético Astorga fue capaz de volver a ganar este sábado en La Eragudina.
El Becerril fue un rival intenso y rocoso, pero los astorganos se sobrepusieron y con los tres puntos logrados se afianzan en un segundo puesto que ha ganado incluso en ventaja respecto a sus perseguidores recuperando así crédito ante futuros partidos.
Cinco jornadas después el Atlético Astorga se encontró este sábado con la senda del triunfo contra un rocoso Becerril que nunca dio por perdidos los tres puntos. Y eso que cuando el balón llevaba segundos moviéndose en La Eragudina, Lucho vio el desmarque de Javi Amor, le filtró un balón y el lacianiego no perdonó. El 1-0 en el primer minuto parecía tranquilizar a la parroquia local que, sin embargo, rápidamente empezó a preocuparse de nuevo porque los males que llevan aquejando al equipo se reproducían: escasez de desmarques, lentitud, sin fluidez en las líneas de pase y algunas dispersiones en defensa que metían el miedo en el cuerpo.
Y en una de estas, en el 17, con una mala elección en la salida de balón, el Becerril recuperó la posesión, llegó a la línea de fondo y una asistencia a Blanco, libre de marca, le condujo a empatar el partido.
El Astorga lo seguía intentando, pero una vez más la sombra de no sumar de tres en tres ante un rival presuntamente menor, volvía planear sobre La Eragudina.
El segundo tiempo empezó algo mejor y una llegada de David a la línea de fondo con la cobertura palentina sin cerrar propició un pase de la muerte que Amor en la línea de gol e impropiamente en lo que suele ocurrir con él, no fue capaz de conectar.
Pero el Astorga vio que el Becerril se tomaba un respiro y apretó; en el enésimo ataque, Lucho consigue encarar el área y cuando ya se encaminaba hacia la puerta palentina, es zancadilleado. Ningún jugador del Becerril protestó la evidencia; aún más, la jugada podría haber sido de amarilla y quedó en tiro desde los 11 metros.
Como la tarde estaba de sufrir, Javi Amor pateó el balón, muy poco colocado pero lo suficientemente fuerte como para que el portero becerrileño Miguel Ángel no pudiera más que rechazarlo. El propio Amor cogió el rechace y subió el 2-1. Era el 55 y faltaba mucho, pero las fuerzas de unos y otros ya no estaban tan claras, y aunque el Beceril lo intentó, el Astorga fue capaz de conservar el tesoro de una nueva victoria que sobrepuso a la enfermería y a un rival complicado.