Enrique Ramos – Piedra de Afilar
Víctimas de la teatralización de la política nacida en Estados Unidos, tardaron, pero finalmente los debates entre candidatos políticos llegaron a España.
Seamos sinceros: insistió más por tales debates la agenda periodística que el común de los votantes a quien, en líneas generales, tales cosas le aburren soberanamente. Salvo que no estén bien regulados y los propios candidatos acaben a guantazos. Entonces sí, entonces sí que merecería la pena el debate y verlo hasta en Youtube como si esto fuera el parlamento de un país de Asia Central. Lo demás es oírles repetir lo que tienen escrito en sus respectivos programas (quien lo tenga) y eludir temas espinosos silbando y mirando al tendido.