Gabriel Toribio Serrano – Cambiando aires
Es una de las profesiones que se mantienen en auge y van en aumento cuando las limitaciones son difíciles de aceptar para dejarnos llevar por grandes profesionales de la materia que nos ocupa. Es la necesidad por estar atendidos en las mejores condiciones de fraternidad.
Son edades jóvenes o tardías que buscan un porvenir que les permiten vivir con dignidad, con su propio trabajo realizado y es un elogio de bienhechores cuando se da por concluida la jornada laboral diaria. Con tristezas y alegrías por lo desarrollado, esperando que el siguiente amanecer sea de mejor categoría y los ánimos prevalecen por seguir una línea de conducto fructífero
Protegidos de robos, engaños y traiciones para no caer en la tentativa de la enemistad. Aquella sonrisa mañanera, me hacía sentir de la cuidadora como una fiel persona que velaba por mis intereses de convalecencia y jamás sentiría abandono ni rechazo. Me ha tocado un gran premio por el regado concedido por estar demasiadamente atendido, que junto a sus detalles incontables, son como un bálsamo que me hacer correr más extensa la respiración. La selección es lo mejor y según las necesidades de bienestar por el hogar propio o la residencia de ancianos, para que los familiares se sientan aliviados del gran peso que se les avecina.
Todo amante al sí a la vida, tiene derecho a los cuidados médicos y paliativos, especialmente a los ancianos, para afrontar la muerte de la manera más humana: nadie va al cielo con los ojos secos.
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Cuidadora
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2022-09-07 16:09:17
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Publicado por
Redacción El Faro Astorgano
Categorías: Opinión
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