David Cotorruelo Sánchez desembarcaba el pasado mes de diciembre en nuestra ciudad para convertirse en el nuevo coronel jefe del Regimiento de Artillería Lanzacohetes número 63 de Astorga y jefe de un Acuartelamiento con muchos proyectos y retos que garantizan su continuidad en nuestra ciudad. Por delante, dos años de mando en los que Cotorruelo pondrá su esfuerzo, trabajo y experiencia al servicio del RALCA 63 apoyándose en el “fabuloso equipo que conforma el Acuartelamiento”. A sus espaldas, una carrera militar destacada con cinco misiones en el extranjero (Bosnia, Kosovo, Macedonia, Líbano y Afganistán), destinos internacionales y una trayectoria profesional ligada especialmente a la zona sur de España que, este gaditano de nacimiento, ahora cambia por la bimilenaria.
Pregunta: ¿Cómo ha sido su trayectoria militar antes de llegar al RALCA 63?
Respuesta: Yo salí de teniente en el año 1995 y mi primer destino fue en Ceuta, en el Regimiento Mixto de Artillería número 30. De ahí crucé el estrecho y me fui al Regimiento de Artillería de Costa número 4, en Tarifa. Después de ascender a capitán, estuve destinado en Sevilla, en la Agrupación de Apoyo Logístico número 21 donde hice mis dos primeras misiones en el extranjero y después pasé al Grupo de Artillería de Córdoba donde estuve hasta comandante.
A continuación, hice el curso de Estado Mayor, que finalicé en 2008, y tuve la suerte de no tener que mover a la familia ya que volví a Sevilla al Cuartel General de la Fuerza Terrestre. Después del ascenso a teniente coronel, regresé a Córdoba, tras lo que fui al Cuartel General del Mando Supremo de las Fuerzas Aliadas en Bélgica para regresar a Sevilla antes del ascenso a coronel que me trajo a Astorga.
P.- ¿Cuántas misiones ha realizado en el extranjero?
R.- He realizado un total de cinco, cuatro bajo el paraguas de la OTAN y una bajo Naciones Unidas. He estado en Bosnia, Macedonia, Kosovo y Afganistán (OTAN) y en el Líbano con Naciones Unidas en 2016 siendo teniente coronel. Me gustaría conocer más zonas de África y estoy muy agradecido porque esta profesión me ha permitido conocer sitios que en la vida habría imaginado.
Considero que para un militar estas misiones en el extranjero son fundamentales porque no solo es parte de nuestra misión y de nuestra formación sino porque te abre la mente y te hace exponerte a situaciones a las que no estás habituado, saliendo de tu zona de confort y trabajando en un ambiente internacional. La parte mala, obviamente, es estar fuera de tu casa y lejos de tu familia pero la experiencia, desde el punto de vista profesional, es muy positiva.
P.- ¿Cuál cree que es el destino que más le ha marcado o aportado en su carrera?
R.- De todos los sitios en los que he estado destinado siempre he sacado una experiencia muy valiosa tanto para mi vida personal como profesional. Si tuviera que recalcar alguno, sería cuando salí de teniente y estuve destinado en Paloma Alta en una batería de artillería de costa en Tarifa, que ya no existe. Allí tuve unos compañeros excepcionales y además fue una auténtica escuela de mando ya que te enfrentas por primera vez a una importante responsabilidad.
También me quedaría, ya siendo teniente coronel, con mi puesto de jefe de Estado Mayor de la Brigada Guzmán el Bueno X de Córdoba. Este destino fue muy demandante pero me dio la oportunidad de desplegar en el Líbano como jefe de Estado Mayor de una brigada multinacional con personal de distintas partes del mundo a mi cargo, algo muy enriquecedor.
P.- Acaba de llegar a nuestra ciudad. ¿Cómo se encuentra en su nuevo destino y qué cambios ha podido o quiere implementar respecto a su antecesor?
R.- En lo que se refiere a Astorga, me siento totalmente integrado y a gusto, lo que es muy importante para mí como persona y también para desempeñar mi cometido. Debido a lo demandante que es este destino, todavía estoy en esa fase de adaptación y conformación de la unidad a mi estilo de mando.
En lo que respecta a los cambios, la prudencia aconseja ir despacio, ir observando el día a día. Hay que destacar el alto nivel de preparación que tiene la unidad como la ha dejado el coronel Barrio aunque, como en todo, siempre hay opción de mejora sobre todo aquellas cosas que vayan orientadas a mejorar la calidad de vida, de trabajo y la preparación del personal.
P.- ¿Qué tal le ha recibido la ciudad y el acuartelamiento?
R.- Debo confesar que me encantan las ciudades pequeñas y Astorga me ha cautivado. Cada vez que tengo oportunidad, salgo a visitar la ciudad, disfruto de sus calles, sus gentes, su gastronomía, y su historia… voy aprendiendo poco a poco. Había estado un par de veces: una vez de maniobras en el Teleno y, en otra ocasión, en una visita de inspección al MACA con un teniente general durante la que estuve en el que Acuartelamiento pero, en la ciudad, muy de pasada. Me queda mucho por descubrir pero creo que ya me voy integrando, la gente me va conociendo y yo también voy saludando a personas por la calle y eso, para mí, es algo fundamental porque me gusta disfrutar de la que es mi casa durante los próximos dos años.
En el acuartelamiento, todo han sido facilidades desde el primer momento, me han acogido fenomenal.
P.- Astorga es una ciudad pequeña donde el cuartel tiene una especial relevancia y mucha relación con la sociedad civil. ¿Apostará por mantener esta buena sintonía?
R.- Soy partidario de ella, esa relación es fundamental y creo que el Regimiento no es nada sin la ciudad que le acoge y entiendo que es recíproco y la ciudad siente el Regimiento como suyo. Esa relación tiene que estar siempre en pie.
P.- ¿Cómo es el día a día en el Regimiento y cuál es su labor como jefe?
R.- Tengo la suerte de tener un equipo maravilloso que me lo hace todo muy fácil. El esfuerzo principal del personal del Regimiento es su preparación para el cumplimiento de nuestra misión, nuestra labor prioritaria es la instrucción y el adiestramiento de este personal. Estas tareas de preparación se complementan con las actividades de mantenimiento de todo nuestro material que nos exige una dedicación y esfuerzo importante.
Tengo un equipo fabuloso y mi papel es coordinarlo pero, sobre todo, mi misión como jefe es crear las condiciones adecuadas para que el esfuerzo mis unidades se oriente a sus actividades primordiales para el cumplimiento de nuestra misión. Tener un equipo cohesionado, coordinar, ver las necesidades para mejorar la calidad de vida del personal, sus condiciones de trabajo, su preparación… eso es lo que tengo que hacer.
P.- ¿Cómo se compagina la vida militar con la personal? ¿Ha tenido que renunciar a muchas cosas para labrarse una carrera?
R.- La vida militar es una vida de servicio a España y como tal implica sacrificio, pero también conlleva mucha satisfacciones: los compañeros, conocer nuevas personas o países y, en definitiva, el servicio a España que en sí es gratificante.
Toda persona que elige esta profesión y vocación es o debe ser consciente de lo que conlleva. En mi caso, he tenido la suerte de tener una familia maravillosa que me ha ayudado mucho porque ellos son los sufridores que han aguantado las cinco misiones, los ejercicios, las jornadas prolongadas de trabajo y me han ayudado a compaginar todo. Gracias a ellos he tenido la oportunidad de poder mandar este Regimiento, si no hubiera sentido su apoyo yo no estaría aquí.
Como militar aprendes por el camino al igual que tu familia. Yo he tratado siempre de evitar a mi familia, mi mujer y mis tres hijos, los desplazamientos a cada destino y el desarraigo tratando de sacrificarme yo para que sus cambios fueran los menores pero es algo difícil, obviamente, para todos.
P.- El tema de la conciliación en el Ejército ha avanzado pero es algo complicado de conseguir. ¿Es difícil tener a la gente contenta?
R.- Facilitar que el personal esté a gusto con su trabajo es una preocupación fundamental del mando porque si el personal está en buenas condiciones cumplirá mejor con su misión. La tarea del mando es encontrar ese equilibrio entre el bienestar del personal y el cumplimiento de su misión y hay que tratar de equilibrar esa balanza, aunque no siempre es fácil.
P.- Tiene a su cargo dos grupos de mando, uno en Astorga y otro en León. ¿Cómo gestiona esa dualidad?
R.- Hoy en día con los medios que tenemos es muy fácil mantener el contacto y dar instrucciones. Todas las semanas realizamos una reunión de coordinación y además trato de ir con regularidad, ya que no es una gran distancia, para que me vean, me conozcan y sientan que estoy allí con ellos.
P.- ¿Cuáles son los objetivos que se ha fijado para el Regimiento? ¿Se ha marcado alguna prioridad para los próximos dos años?
R.- Mis objetivos son los mismos que los del Mando de Artillería de Campaña: mejorar la cohesión, disponibilidad y preparación de las unidades que están puestas bajo mi mando y contribuir en la mejora de las capacidades de estas unidades, bien con la mejora de los medios o a través de la integración de los sistemas de los que disponemos actualmente. Además, debemos avanzar en la interoperabilidad con nuestros aliados, poder trabajar con ellos en el momento que se nos necesite. Como destaqué en mi discurso de toma de posesión, afrontamos nuevos retos a corto-medio plazo entre los que está convertir al RALCA 63 en la unidad de artillería más potente del Ejército de Tierra.
P.- Precisamente en su discurso de toma de posesión, hablaba de la recuperación de la capacidad lanzacohetes. ¿Volverá el Regimiento a contar con esa capacidad?
R.- Cada día estamos más cerca de recuperar esa capacidad. Tanto el Ejército de Tierra, como el MACA como el Regimiento estamos trabajando para ello pero no depende de nosotros. Lo que sí depende de nosotros y hacemos es poner todo nuestro saber, trabajo, asesoramiento y todo de nuestra parte para recuperar esa anhelada capacidad lanzacohetes.
P.- ¿Cómo está el proyecto de aviones no tripulados del GAIL/II/63 de León?
R.- El GAIL está haciendo un papel fabuloso debido a su experiencia y, en estos momentos, está apoyando un programa de desarrollo que se llama RAPAZ, de la Dirección General de Armamento y Material, y su asesoramiento está siendo fundamental para que dispongamos de unos sistemas propios en el Ejército. Seguimos trabajando, con su experiencia, apoyando y asesorando este programa de evaluación de los diferentes sistemas RPAS de Clase I.
P.- El avance tecnológico es vertiginoso y hay que adaptarse a los nuevos tiempos. ¿Cómo aprovecha el Ejército esa nueva tecnología?
R.- Nosotros ahora mismo contamos con unos medios muy avanzados tecnológicamente pero estos medios no servirían de nada sin los profesionales que los operan. Este personal, a diario, y gracias a su buen hacer, preparación y dedicación consigue ir descubriendo posibles mejoras que implementar a los sistemas que luego se elevan a la evaluación por parte del mando. Las máquinas son máquinas pero el alma son las personas que están detrás.
P.- ¿Le ha dado tiempo a detectar los principales problemas del Regimiento?
R.- Estoy muy contento con el personal, las instalaciones y con el material del que disponemos aunque siempre, como explicaba antes, hay margen de mejora. Todo lo que redunde en mejorar la calidad de vida, el trabajo y las facilidades para la preparación del personal, será prioritario.
Todos podemos aportar nuestro granito y, aunque todos los jefes que han pasado y pasaremos por el RALCA 63 venimos de la misma escuela, cada uno tenemos nuestro estilo de mando. La unidad funciona porque el personal es el que hace la unidad, yo solo vengo a coordinar y el equipo es fabuloso y ya está rodado, no hay grandes problemas.
El Regimiento tiene un plan anual de preparación con unos objetivos que cumplir y las actividades que realizamos van en consonancia con cumplir esos objetivos. Ya los cumplimos el año pasado y este año estamos consolidando y avanzando. Sí que me gustaría implementar algunas propuestas pero más encaminadas a cohesionar y motivar al personal, a hacer piña, porque el trabajo que se realiza se está haciendo bien gracias a un personal muy experimentado.
P.- El Ejército en general y este Regimiento en particular realizó una gran labor durante la pandemia. ¿Cómo ha sido la vuelta a la normalidad?
R.- La vuelta a la normalidad ha permitido que tengamos más tiempo para dedicarle a las actividades de preparación de nuestros procedimientos y nuestra instrucción y adiestramiento. Pero no hemos abandonado esa labor de apoyo a las autoridades civiles y a los ciudadanos porque es algo que también forma parte de nuestra misión, el servicio a España y a sus ciudadanos. Es uno de los cometidos que tenemos encomendados, estar preparados para el apoyo de las autoridades civiles y a las instituciones del estado, está dentro de nuestro plan de preparación.
P.- ¿Cuáles son sus expectativas una vez cumplido su mandato?
R.- El futuro no lo sé. Seguir desempeñando mi labor como coronel y seguir haciendo el trabajo como lo he hecho. Me gustaría irme de Astorga, habiéndome ganado la lealtad y confianza de mi personal, y habiendo cumplido los objetivos que me marqué cuando tomé posesión: dejar a España un Regimiento en perfecta disponibilidad, preparado, cohesionado, motivado, que sepa hacer un empleo eficaz de los recursos y del tiempo y que pueda ser empleado allí donde nos requiera España.
En la parte personal, me gustaría llegar a conocer Astorga, ser uno más y cuando tenga que irme de esta maravillosa ciudad, hacerlo habiendo conocido su historia y sus alrededores y sintiéndome parte porque a lo largo de mi carrera siempre me he involucrado mucho en los sitios donde he vivido.