Enrique Ramos – Piedra de Afilar
Las noticias son esa cosa que en esta tierra cada día nos devuelven a nuestra desgraciada realidad. Esperando un maná de la Administración, ya que por nosotros parece que no tenemos iniciativa para salir de ésta, León pide ser sede de la Agencia Espacial Europea, que en esa lotería de agencias continentales, Bruselas ha asignado a España. Todo bien, salvo que con León, compiten más de una veintena de ciudades, villas y pueblos del resto de España. De todo pelaje: desde una metrópoli como Sevilla, con más de un millón de habitantes en su municipio y su área hasta un pueblo como Cebreros, poblado por poco más de tres mil almas.
Es tanta la penuria y tanta el ansia por ser sede de este invento, que incluso en Castilla y León hay no menos de cuatro candidaturas.
Y la Junta, aun asumiendo la erosión que supondría respecto de las demás, debiera ser avalista de una sola de ellas como garantía de su éxito. Pero ha decidido que no; que esta piruleta también la partimos entre todos, como buenos hermanos. Pues justo esa manera de intentar dar satisfacción a todos es la mejor manera de no dársela a ninguno. Si el Gobierno necesitaba algún pretexto para no asignar la Agencia a ningún aspirante de Castilla y León, ya lo tiene: “ni la Junta se pone de acuerdo”. El final está cantado porque la Junta tras el “no” dirá “otro agravio del Gobierno” o “el profe me tiene manía”.