Enrique Ramos – PIEDRA DE AFILAR
Acaba de pasar por delante de nuestras televisiones el chorreo anual del llamado “black friday” o viernes negro. La importada costumbre de marketing que, según acreditó una cadena de televisión, sirve para bajar precios previamente subidos con el propósito gatopardiano de cambiarlo todo para que todo siga igual.
Epítome de lo que somos, es este gran fraude del viernes negro: sociedad que con ovina complacencia asume cualquier moda llegada de allende los mares destinada, invariablemente, a sacarnos el poco dinero que la supervivencia nos va dejando. Es cuestión de años (pocos) que celebremos Acción de Gracias, el 4 de julio y demás mamarrachadas propias del Imperio. Y les llamaremos “tradicionales”.